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jueves, 26 de mayo de 2011

SI VAMOS AL VATICANO ¿QUE DEBEMOS VER?


El pequeño Estado de la Ciudad del Vaticano, que surge en el
Flickr/Flickr_autori_HR/adrianoit/395343186_7cdd04c667 lugar donde San Pedro fue martirizado y enterrado, ocupa la parte occidental del río Tíber y sólo se puede acceder entrando por San Pedro. Con sus 1000 habitantes, una estación de radio, un periódico (L’Osservatore Romano), un servicio de correos y su propio cuerpo de seguridad, la Guardia Suiza, es un auténtico estado en el estado, independiente desde 1929, que cada día es la meta de miles de turistas y peregrinos.
Flickr/Flickr_autori_HR/miguelcalleja/2709392457_7a03098972El punto más importante del Estado Pontificio es Plaza de San Pedro y la homónima Basílica de San Pedro, única en el mundo. La Plaza, un proyecto de Bernini de mediados del siglo XVI, tiene una forma ovalada y está rodeada por una impresionante columnata abierta por la parte central para acoger en el Vaticano a los fieles de todo el mundo, y es el corazón del catolicismo.
En la parte septentrional de la plaza están los Museos Vaticanos, unos palacios renacentistas construidos por varios papas donde actualmente se encuentran algFlickr/Flickr_autori_HR/edwin11/492461058_39759f2118unas colecciones prestigiosas en todo el mundo, como por ejemplo la maravillosa Capilla Sixtina de Miguel Ángel, QUE HAY QUE VISITAR OBLIGATORIAMENTE.
Dejando atrás San Pedro, por la Calle Via della Conciliazione llegamos a la orilla del río, llamada Lungotevere Vaticano, donde se alza el castillo Castel Sant’Angelo (mar-dom 9-20, entrada 6,50 euros). Fue construido como mausoleo del emperador Adriano en el año 139 d.C, pero también ha cumplido las veces de cárcel en la Edad Media y de residencia papal en los periodos de crisis política.Flickr/Flickr_autori_HR/miguelcalleja/2805614320_09d037498a
No podemos perdernos la magnífica escalera de Alejandro VI, que cruza el centro del edificio, los frescos de la Sala Paolina y las maravillosas vistas de la ciudad desde la terraza. Por el Ponte Sant’Angelo, donde se encuentran algunas estatuas atribuidas a Bernini, se llega al centro de la ciudad.

Además de San Pedro y de los Museos Vaticanos, hay otras dos perspectivas menos famosas de la Ciudad del Vaticano: Si vamos por Via di Porta Angelica, que de la columnata va hasta la parada de metro, a un cierto punto se llega a la Puerta S. Anna, una de las entradas a la Ciudad del Vaticano. En la entrada hay unos guardias suizos con uniforme azul (y no con el famoso uniforme de colores). Si miran atentamente, notarán que justo después de la entrada, a la derecha, está la Iglesia de Sant’Anna di Palafrenieri, la pequeñísima parroquia de la Ciudad del Vaticano. Si se lo piden amablemente a los guardias, les dejarán entrar en la iglesia, ¡una auténtica joya!
Todos conocen las Murallas Vaticanas que, si miramos la Basílica, están a la derecha, porque llevan al metro y a los Museos Vaticanos. Les aconsejamos que recorran la muralla de la izquierda, es decir, mirando la Basílica, sigan por la columnata de la izquierda y entren en la Plaza Sant'Ufficio (donde hay una cancela con otros guardias suizos: si miran hacia la plaza interna, verán la Sala Nervi, que se reconoce por su vidriera a “ojo”).
Salgan de la plaza y en el semáforo giren a la derecha (justo después de la esquina hay una pequeña fuente), continúen bordeando las murallas, pasen dos quioscos, sigan por las murallas hasta el final: llegarán a una calle sin salida y a la Entrada del Peugino, otra entrada de la ciudad del Vaticano que usan los dependientes. En esta entrada está la mejor vista de la cúpula, ya que desde la plaza se ve sólo una parte de la cúpula porque está cubierta por la fachada del Bramante, por lo que no se puede apreciar en todo su esplendor.
Flickr/Flickr_autori_HR/adrianoit/395343186_7cdd04c667

Basílica de San Pedro
En la Basílica, reconstruida en el siglo XVI por los arquitectos más importantes de entonces (Bramante, Maderno y Miguel Ángel) se conservan muchas y muy valiosas obras de arte de diferentes estilos arquitectónicos, con el típico lujo de la iglesia de aquella época. Algunas de las obras que es obligatorio ver son La Piedad de Miguel Ángel, en la primera capilla del lado derecho, la estatua de bronce de San Pedro, de Arnolfo di Cambio, del siglo XIII, el baldaquino barroco de bronce de Bernini, desde donde sólo el Papa puede celebrar la misa, la Cátedra de San Pedro, también de Bernini, con sus 136 metros de altura. Les aconsejamos que se vistan cubriéndose, ya que está prohibido entrar en la basílica con rodillas y hombros al aire.




    













Museos Vaticanos y Capilla Sixtina

A causa de la inmensidad de los museos y de la heterogeneidad de las diferentes exposiciones, de estatuas clásicas a pinturas renacentistas, restos etruscos u obras egipcias, les aconsejamos que antes de empezar la visita elijan qué itinerario les gusta más, pero no deben perderse las Estancias de Rafael, que antiguamente eran los aposentos privados del Papa Julio II, que contrató a Rafael para decorar las paredes de la Capilla Sixtina, que es la capilla más importante del Palacio Vaticano. Fue fundada por el Papa Sixto IV en el siglo XV y utilizada como capilla privada oficial por los pontífices, y como sede para elegir al nuevo Papa. Conserva dos de las obras más importantes que una artista haya realizado nunca, el Juicio Universal, en la pared a las espaldas del altar, y los frescos de la bóveda, realizados para el Papa Julio II y que representan escenas del Antiguo Testamento, las dos son de Miguel Ángel.

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