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martes, 24 de mayo de 2011

¿Qué era la limpieza de sangre y qué aplicación tenía?

Escrito en http://www.darrax.es/typo/index.php?id=1067 por: José Manuel de Molina Bautista.
No está permitida la reproducción sin autorización expresa del autor y cita según sus indicaciones.
Era una probanza de linaje puro libre de antepasados moriscos y judíos, indispensable para acceder a cargos públicos.
Se empezó a utilizar en el siglo XV, cuando durante una guerra entre Castilla y Aragón en 1449, Álvaro de Luna en nombre de Juan II exigió un tributo extraordinario a la ciudad de Toledo, que los toledanos se negaron a pagar y señalaron a un comerciante judío converso como instigador de la contribución.[1] Esto desembocó en una rebelión y en saqueo del barrio judío, tras el cual los rebeldes proclamaron un la “Sentencia Estatuto” que expulsaba a los conversos de los cargos públicos. Aplacada la revuelta y a pesar de disposiciones contrarias e incluso de bulas papales como la de Nicolás V, lo cierto es que fueron cuajando estas medidas segregacionistas, que en tiempos de los Reyes Católicos, imbuidos en el espíritu anti semita,  desembocó en la expulsión de los judíos en 1492. Esta anti judaísmo se había vivido en distintos periodos de la Baja Edad Media, pero con la expulsión judía, la conquista del Reino de Granada a los musulmanes nazaríes ese mismo año, y la expansión imperial en el siglo posterior, se hizo práctica común el exigir esta limpieza de sangre para demostrar que no se tenían antepasados impuros, fuesen de origen hebreo, musulmán o penitenciados por la Inquisición.
Esta práctica exclusivamente española, se generalizó con los Austrias a pesar de distintas protestas religiosas y filosóficas. Felipe III ordenó la expulsión de los moriscos, musulmanes conversos al cristianismo en 1609-1614, y aunque el conde duque de Olivares intentó modificar las disposiciones de limpieza de sangre en 1623 dentro de las numerosas reformas para reconvertir el estado plurinacional en un estado moderno, la medida sólo la acataría la Inquisición.
La observancia de esta limpieza de sangre se confundiría con la hidalguía y la prohibición de ejercer usura y oficios mecánicos, con lo que unido a la pérdida del sector mercantilista judío y la mano de obra especializada en artesanía y agricultura como la morisca, se fue debilitando la economía española hasta caer en el marasmo total del siglo XVII.
Debido a la obligatoriedad de limpieza de sangre para cargos públicos y altos empleos religiosos y civiles, fue práctica común ocultar antepasados judíos o musulmanes, por remotos que fueran, aunque fuesen conversos moriscos o marranos. Son casos célebres el de Santa Teresa de Ávila, de origen judío, quizás por ello tan proclive a demostrar su fe con el martirio, o el de los marqueses de Campotéjar, nietos de un sultán de Granada, que ante la imposibilidad de negar sus ancestros, inventaron que a su vez estos musulmanes eran de origen godo y por lo tanto cristianos antes de convertirse al Islam.[2]
En la actualidad estos expedientes de limpieza de sangre son una excepcional fuente para estudiar la genealogía de una familia, con las precauciones por posibles falsificaciones, ya que para ingresar como caballero en una orden militar, o para obtener un empleo de racionero en una Catedral por poner dos ejemplos, eran imprescindibles estos expedientes indagando tres o cuatro generaciones atrás según las épocas. También eran requeridos para el ingreso en cofradías y gremios. Incluso en una institución para instruir marinos como el Colegio de San Telmo de Sevilla, se exigía limpieza de sangre como una forma de elevar la consideración social de la marinería,[3] o incluso para ingresar en una cofradía o hermandad religiosa como la del Cristo de la Columna de Málaga,[4] buen botón de muestra de esta obsesión nacional de ser “cristiano viejo” limpio de sangre mora o judía, que se mantuvo hasta el siglo XIX.

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