Su lugar de nacimiento sigue aún hoy siendo una incógnita, pero tras surcar el océano Atlántico por primera vez ya nada fue igual. Aunque ni siquiera el título de de descubridor de América deja de estar libre de la polémica. Actualmente es algo, más o menos aceptado, la llegada de los Vikingos a la actual Terranova (Canadá) sobre el Siglo XII.
Diferente es el caso de la exploración China del continente americano, sus argumentos y pruebas no son fácilmente sostenibles. Según estos, un Eunuco de nombre Zheng He, exploró y cartografió todo el continente americano con una precisión asombrosa, 75 años antes de la llegada de Colón. Cuesta creer que a principios del Siglo XV, alguien pudiera llegar a las costas de la Antártida, y recorrer América desde Alaska hasta Groenlandia pasando por el Cabo de Hornos.
No cabe duda por tanto, que el viaje de Cristobal Colón pudo no ser el primero pero sí el más importante tras la gran migración de población siberiana a través del estrecho de Bering miles de años antes de la llegada de los europeos. Con el descubrimiento de América el 12 de Octubre de 1492 se constaba la idea de una Tierra esférica, pero no fue una revolución como muchos piensan.
La leyenda nos habla de un Cristobal Colón visionario, que tras investigar durante años llegó a la conclusión que la Tierra era esférica y no plana como se creía. Esto es algo totalmente falos, en aquella época este hecho era algo más que aceptado.
El Almirante presentó su proyecto primero a la Corte portuguesa, esta unos años antes había mandado ya una expedición hacia el Oeste que jamás regreso. Nadie creyó que las embarcaciones se habían precipitado al abismo simplemente que no habían conseguir regresar.
El verdadero debate era la distancia que separaba la tierra firme más próxima. Colón tenía en su mente los 4300 kilómetros, algo bastante alejado de los 19500 que separaban Europa de América. Colón se había basado en algo tan poco científico como la teología. El profeta Esdras afirmó que Dios había secado seis partes de Tierra, así que sólo una séptima parte debía ser agua. La idea no resulta muy descabella si pensamos que aquella época, la mayor parte del agua conocida y perfectamente explorada correspondía al Mediterráneo. Los grandes océanos habían sido navegados usando la técnica del cabotaje, es decir, sin perder de vista la costa.
Si a eso le sumamos las diferentes estimaciones sobre la circunferencia de la Tierra, no extraña que tarde o temprano alguien se lanzara a la aventura. En el siglo II Ptolomeo consideraba que la Tierra medía 30.000 kms, años más tarde Eratóstenes falló en sólo 90 kms con respecto a los aproximadamente 40.000 reales. Pero las ideas de Ptolomeo pasaron a la historia y tuvieron mucho calado en la Edad Media, en cambio, Eratóstenes pasó bastante desapercibido. Las ideas sobre geografía y cálculo matématico de Ptolomeo fueron aceptadas ampliamente, esto llevó a Colón a creer haber llegado a Asia y no una tierra intermedia.
Como vemos, quizás Colón usó los datos que mejor se acomodaban a su sueño de abrir una nueva ruta hacia las especies y la seda. Quizás esto le cegó, y no tardó en modificar muchos datos, todo con la intención de acortar aún más las distancias. Por ejemplo, utilizó un mapa del cosmólogo florentino Toscanelli, según el cuál Marco Polo había afirmado que la distancia entre la costa de China y Japón era de más de dos mil quinientos kilómetros. Sumando todos los datos y haciendo numerosas restos, con el objetivo de aligerar las distancias, Japón se encontraría en el lugar donde hoy está Cuba.
No de extrañar por tanto que su loca idea fuera rechazada en Portugal, además el Rey Juan II de Portugal tenía otras preocupaciones y suficientes colonias que defender como para prestarle algo más de atención. Tuvo que esperar el insigne marino hasta enero de 1486 para ser recibido por la reina de Castilla Isabel I. Esta pidió, tras escuchar a Colón, un dictamen sobre la viabilidad del proyecto.
En la reunión celebrada en la Universidad de Salamanca, no se discutió jamás sobre si la Tierra era plana o redonda. Para calcular la distancia se tomaron las correctas mediciones de Eratóstenes, por lo tanto la distancia hasta las Indias era excesivas y hacía inviable cualquier plan de viaje, si a esto sumamos las exigencias económicas de Colón, podríamos habernos encontrado con el fracaso de esta gran empresa sin ni siquiera haber salido de puerto.
Tras intentar vender su idea de nuevo a Portugal y al Duque de Medinaceli conseguió por fin una promesa de la reina. Tras la conquista de Granada prepararían el viaje. Finalmente Cristobal Colón terminó las negociaciones y pudo a acudir la Villa de Palos y buscar una tripulación para la aventura.
Por suerte para él, aunque sus cálculos siempre fueron erróneos se encontró con lo inesperado, una enorme masa de tierra firme que formaba el continente americano y no Cipango (Japón) ni las Indias. Cuando Colón partía rumbo a su destino, nadie con un mínimo de cultura en Castilla dudaba de la posibilidad de circunvalar la Tierra, lo que no creían es que fuera posible hacerlo al ser la distancia tan grande.
Diferente es el caso de la exploración China del continente americano, sus argumentos y pruebas no son fácilmente sostenibles. Según estos, un Eunuco de nombre Zheng He, exploró y cartografió todo el continente americano con una precisión asombrosa, 75 años antes de la llegada de Colón. Cuesta creer que a principios del Siglo XV, alguien pudiera llegar a las costas de la Antártida, y recorrer América desde Alaska hasta Groenlandia pasando por el Cabo de Hornos.
No cabe duda por tanto, que el viaje de Cristobal Colón pudo no ser el primero pero sí el más importante tras la gran migración de población siberiana a través del estrecho de Bering miles de años antes de la llegada de los europeos. Con el descubrimiento de América el 12 de Octubre de 1492 se constaba la idea de una Tierra esférica, pero no fue una revolución como muchos piensan.
La leyenda nos habla de un Cristobal Colón visionario, que tras investigar durante años llegó a la conclusión que la Tierra era esférica y no plana como se creía. Esto es algo totalmente falos, en aquella época este hecho era algo más que aceptado.
El Almirante presentó su proyecto primero a la Corte portuguesa, esta unos años antes había mandado ya una expedición hacia el Oeste que jamás regreso. Nadie creyó que las embarcaciones se habían precipitado al abismo simplemente que no habían conseguir regresar.
El verdadero debate era la distancia que separaba la tierra firme más próxima. Colón tenía en su mente los 4300 kilómetros, algo bastante alejado de los 19500 que separaban Europa de América. Colón se había basado en algo tan poco científico como la teología. El profeta Esdras afirmó que Dios había secado seis partes de Tierra, así que sólo una séptima parte debía ser agua. La idea no resulta muy descabella si pensamos que aquella época, la mayor parte del agua conocida y perfectamente explorada correspondía al Mediterráneo. Los grandes océanos habían sido navegados usando la técnica del cabotaje, es decir, sin perder de vista la costa.
Si a eso le sumamos las diferentes estimaciones sobre la circunferencia de la Tierra, no extraña que tarde o temprano alguien se lanzara a la aventura. En el siglo II Ptolomeo consideraba que la Tierra medía 30.000 kms, años más tarde Eratóstenes falló en sólo 90 kms con respecto a los aproximadamente 40.000 reales. Pero las ideas de Ptolomeo pasaron a la historia y tuvieron mucho calado en la Edad Media, en cambio, Eratóstenes pasó bastante desapercibido. Las ideas sobre geografía y cálculo matématico de Ptolomeo fueron aceptadas ampliamente, esto llevó a Colón a creer haber llegado a Asia y no una tierra intermedia.
Como vemos, quizás Colón usó los datos que mejor se acomodaban a su sueño de abrir una nueva ruta hacia las especies y la seda. Quizás esto le cegó, y no tardó en modificar muchos datos, todo con la intención de acortar aún más las distancias. Por ejemplo, utilizó un mapa del cosmólogo florentino Toscanelli, según el cuál Marco Polo había afirmado que la distancia entre la costa de China y Japón era de más de dos mil quinientos kilómetros. Sumando todos los datos y haciendo numerosas restos, con el objetivo de aligerar las distancias, Japón se encontraría en el lugar donde hoy está Cuba.
No de extrañar por tanto que su loca idea fuera rechazada en Portugal, además el Rey Juan II de Portugal tenía otras preocupaciones y suficientes colonias que defender como para prestarle algo más de atención. Tuvo que esperar el insigne marino hasta enero de 1486 para ser recibido por la reina de Castilla Isabel I. Esta pidió, tras escuchar a Colón, un dictamen sobre la viabilidad del proyecto.
En la reunión celebrada en la Universidad de Salamanca, no se discutió jamás sobre si la Tierra era plana o redonda. Para calcular la distancia se tomaron las correctas mediciones de Eratóstenes, por lo tanto la distancia hasta las Indias era excesivas y hacía inviable cualquier plan de viaje, si a esto sumamos las exigencias económicas de Colón, podríamos habernos encontrado con el fracaso de esta gran empresa sin ni siquiera haber salido de puerto.
Tras intentar vender su idea de nuevo a Portugal y al Duque de Medinaceli conseguió por fin una promesa de la reina. Tras la conquista de Granada prepararían el viaje. Finalmente Cristobal Colón terminó las negociaciones y pudo a acudir la Villa de Palos y buscar una tripulación para la aventura.
Por suerte para él, aunque sus cálculos siempre fueron erróneos se encontró con lo inesperado, una enorme masa de tierra firme que formaba el continente americano y no Cipango (Japón) ni las Indias. Cuando Colón partía rumbo a su destino, nadie con un mínimo de cultura en Castilla dudaba de la posibilidad de circunvalar la Tierra, lo que no creían es que fuera posible hacerlo al ser la distancia tan grande.
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